Entré en mi habitación del orfanato sin ganas de nada; había sido un día desastroso. Recuerdo que desde que entré en aquel cuarto me gustó su simpleza, el color verde pastel que cubría sus paredes me hacía pensar en el agua de un río fluyendo con calma. Justo al lado de la entrada, se encontraba un armario que no iba para nada con la decoración, de un tono rosa pálido con sendas flores en cada una de sus puertas.
Dos camas solitarias —una de ellas de mi desaparecida compañera de cuarto— descansaban sobre el parqué con colchas de ceremoniosa blancura. Cuando llegué al orfanato estaba aún sola y pudiendo elegir, me quedé la del lado de la ventana: en invierno, el calor de la calefacción justo en la cabecera me ofrecía calidez; en verano, la brisa fresca entrando por la ventana abierta me era siempre reconfortante.
Obviando todo esto, mis pasos me dirigieron a mi cama en donde me recosté y miré al techo, fijándome en los pilares de madera que lo coronaban y el azul con el que estaba pintado, como el cielo en un día claro. Girando la cabeza a mi derecha, pude ver aquellos cuadros con fotos de nosotras mientras convivimos juntas. Pensé nuevamente en lo horrible de aquel día y supuse que jamás volvería a ver a mi amiga, a quien ese mismo día había visto marchar con su nueva familia.
Dos camas solitarias —una de ellas de mi desaparecida compañera de cuarto— descansaban sobre el parqué con colchas de ceremoniosa blancura. Cuando llegué al orfanato estaba aún sola y pudiendo elegir, me quedé la del lado de la ventana: en invierno, el calor de la calefacción justo en la cabecera me ofrecía calidez; en verano, la brisa fresca entrando por la ventana abierta me era siempre reconfortante.
Obviando todo esto, mis pasos me dirigieron a mi cama en donde me recosté y miré al techo, fijándome en los pilares de madera que lo coronaban y el azul con el que estaba pintado, como el cielo en un día claro. Girando la cabeza a mi derecha, pude ver aquellos cuadros con fotos de nosotras mientras convivimos juntas. Pensé nuevamente en lo horrible de aquel día y supuse que jamás volvería a ver a mi amiga, a quien ese mismo día había visto marchar con su nueva familia.
Qué bonito, Esther! Tanto la descripción como la tristeza de la chica. Es un buen contraste.
ResponderEliminarSaludos
Esther!!!
ResponderEliminarqué linda descripción! y cuánta tristeza la de la protagonista...
Ésta es una de las descripciones que más me emocionó...
Muy linda!!!
Te sigo y te invito a mi blog.:
http://erzengel-palabrasalviento.blogspot.com
Gracias a ambas por vuestros comentarios. No sabéis la ilusión que me hacen. ^-^
ResponderEliminarHe sentido el desasosiego de la chica, muy bien descrito. Ya te sigo. Un saludo
ResponderEliminarMe gusta la historia, pobre chica sin amiga....así es la vida!
ResponderEliminarMuy buen ejercicio, por cierto!
Un saludo
me ha gustado mucho. Me quedo de piedra con lo bien que escribís todos, ahora me da fatiguita que leais el mio jajaja
ResponderEliminarTe sigo^^
besos!
Me ha gustado mucho ^^ la verdad es q todas las descripciones q estoy leyendo estan genial!! y estoy conociendo muchos blogs nuevos!!
ResponderEliminarte sigo y si te apetece t pasas x el mio y le echas un ojo a mi descripcion :D la publique hace dias... jeje si pones en el buscardor adictos a la escritura ya te aparece :)
bss guapa
Oh, vaya final más triste =( Creo que has plasmado muy bien la sensación de la chica que se queda sola en la habitación... ¿esperando tal vez otra compañera?
ResponderEliminarAy qué susto, pensé que su amiga había muerto o algo así. Menos mal que era algo bueno, aunque a la prota le diera mucha penita.
ResponderEliminarEsta genial que hayas utilizado las acciones del personaje para describir la habitación.
A ver si ahora puedo escribir, que esta mañana no podía. Pues lo único que puedo decir es que somos muy poco originales, porque nuestros relatos son muy parecidos, aunque cada una transmite una emoción diferente.
ResponderEliminarLa próxima vez tendremos que ponernos las pilas y darle un poquito más a la cabeza. El que hayamos coincidido varias en esto de habitación compartida/residencia/compañera de piso quiere decir que nos hemos ido a lo fácil, y no podemos olvidar que un escritor tiene que ser, ante todo, innovador.¡Ya tenemos tarea para la próxima vez! Jejeje.
Besitos.
Esta imágen trae recuerdos tristes y nostálgicos a pesar de sus colores. A mi me pasó. Me ha gustado mucho tu forma de describir. Hasta te acordaste del color del techo. Buenísimo
ResponderEliminarMe gusto mucho, creo que de ser la protagonista me sentiria igual.
ResponderEliminarLa descprpción esta muy bien.
Ojalá a ella la adopten pronto también u.u Dormir sola en un cuarto de 2 es triste ):
ResponderEliminarMe da mucha pena la protagonista. Lo describiste muy bien
ResponderEliminarOh que triste... sin embargo muy bien ambientado..
ResponderEliminarya te sigo
lecturamor.blogspot.com
un beso
Muy bonito, aunque triste, esperemos que pronto tenga otra compañera de habitación, o mejor aún, una familia para ella.
ResponderEliminarBesos
Muy triste, pero la descripción ha estado bien.
ResponderEliminarAuch!!!
ResponderEliminarEso de ver partir a tu compañera con una nueva familia y de que uno se quede ahi, sola... pufff.
Ha sido un excelente relato que ha reflejado una parte del sentir que tienen los nenes de los miles de orfanatos que existen en el mundo.
Saludos!
Hola, Esther!
ResponderEliminarEs cierto, es muy triste la historia, y, aunque pensé que había muerto su amiga, me gustó el final que le diste.
Beso!