El sonido del silencio



El sonido del silencio

"Un día como aquel, en que el sol estaba en lo más alto, el mundo terminó para millones de seres humanos. Pasó cuando yo contaba con diecisiete años".

Aquellas fueron las únicas frases que mi madre dijo al respecto. Jamás quiso contarme qué ocurrió; ni siquiera dejó un registro escrito. Poco después de cumplir cuarenta y tres, murió, y yo me quedé sin nadie que me escuchase ni me acompañase en aquella soledad, llena de pena y hablándole al aire, que apenas me respondía.

Años después, podía sentir el viento puro y limpio azotar mi rostro al compás de mis pisadas, cada vez más rápidas; los latidos de mi corazón acelerándose al ritmo de mi respiración. Cuando salía a correr, adoraba el silencio en aquel vacío de humanidad, "el sonido del silencio", como decía la famosa canción que solía cantar mi madre. Recordaba, tiempo atrás, cuando aquella tranquilidad y vacío sólo me producían lágrimas, sin embargo, encontré en el deporte la satisfacción de no pensar en mi futuro.

En mis momentos más oscuros, llegaba a la conclusión de que en aquella soledad, el mundo ya no era más el mundo, sino un terreno sin vida y mi mente barajaba muchas posibilidades, preguntas muy lógicas: ¿cuándo moriría por una infección o me atacaría un animal salvaje en busca de comida? Recordaba cómo, años atrás, cuando ya no me quedaba nadie en este mundo, había pasado las largas y frías noches quedándome quieta para que el hambre, el congelamiento o cualquier otra cosa acabase conmigo. Pero no era mi hora.

Terminé dándome cuenta de que este era el mundo donde nuestros antepasados sobrevivieron, luchando día a día por su vida. Donde lo único importante era conseguir comida y resistir a todo cuanto se pusiese en su camino. Un mundo donde la capacidad de adaptarse y la inteligencia superaban a la fuerza. Entonces me levanté y comencé a sobrevivir.

En un tiempo anterior, después de oír las historias de mi madre sobre cómo los humanos habían abusado del nuestro mundo, la raza humana me había parecido un pesado lastre para el planeta; pero ahora creía que nosotros, animales de dos patas, no teníamos otra cosa que hacer que avanzar un paso hacia delante cada vez, medir nuestros logros, nuestra curiosidad y en suma, ser únicos. Pero los buenos modales debían acompañarnos allá donde fuéramos. Creía que entendía a la raza humana, pese a jamás haber conocido a otro ser que no fuese la que me dio a luz y ser (supuestamente) la única de mi especie en existir en aquel mundo inhóspito.

Sobrellevaba todo aquello como podía, mas por la noche, mirando mi pequeña fogata y con la luz de la luna y las estrellas amparándome, comprendía que mi cometido no podía ser el quedarme allí por la eternidad, pues las personas tenían un tiempo finito y yo tarde o temprano moriría. Entonces, tomé la decisión que cambiaría mi rumbo: ya era hora de ver si quedaba alguien más que, como yo, aún sobreviviera.

☆☆☆

Lo primero, gracias si has llegado hasta aquí y disculpa los errores en el texto (si con alguno te sangran los ojos, agradecería que me lo dijeras🤣).

He retomado la escritura en este blog tras mucho tiempo (unos seis años) sin publicar nada en él, pero espero poder ir publicando nasiduamente a partir de ahora.

Respecto al relato, este pequeño fragmento nació hace ya unos cuantos años, cuando yo pensaba constantemente en qué haríamos los seres humanos en un mundo vacío donde x cataclismo hubiese hecho morir a muchos. Lo cierto es que la idea me llegó a obsesionar mucho y no paraba de escribir sobre ello. ¿A vosotros os llaman la atención estos temas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario, sólo perderás unos minutos :)

Novelas participantes en el Premio Literario Amazon 2023 (1)

¡Buenas! Mucho tiempo sin actualizar este pequeño rincón, y qué mejor que hacerlo para traeros opiniones sobre novelas participantes en el P...