...
Titanic 2315
"Todos a sus
puestos. El vuelo interespacial de la nave "Titanic 2315"
despegará en breve. Abróchense los cinturones. Despegaremos en
cinco, cuatro, tres, dos, uno.... ¡cero!"
Mi padres me dijeron que
tuviese cuidado, que no pensaban que los viajes espaciales fueran
seguros. Yo les tranquilicé. No por algo había estado ahorrando
durante diez años de sol a sol, sin gastar un centavo, para algo
como esto: el sueño de toda mi vida. ¿Debía haberles hecho caso?
Lo único que sabía era que estaba ansioso por ir y nadie me haría desistir. No sé si eso importa mucho ahora. Os explicaré un poco el por qué
de mi viaje... Mis tatarabuelos habían hecho su primer viaje
interespacial en la antecesora de la nave en la que iba. Sí, era un
sentimental, quería recordarlos en todo su esplendor, pero no era
precisamente esa la razón más importante por la que subir a esa
nave: yo siempre había amado el universo: las galaxias, las
estrellas, los asteroides, los planetas, la teoría del Big Bang y un largo etcétera. Se podía decir que era un apasionado del universo.
Pero por un
momento, después de hacerme esta afirmación por milésima vez,
dudé. Una intranquilidad había comenzado a recorrerme desde que
habíamos ascendido, y ahora, algo de sudor frío recorría mi
cuerpo. No lo había experimentado nunca. Comenzaron a asediarme unas ganas enormes de bajar de la
nave e irme a casa, pero sabía que era demasiado tarde, así que intenté tranquilizarme y disfrutar de mi viaje. Para eso había ido allí, a
disfrutar.
"Ya estamos en el
aire, señores y señoras. En unos momentos, alcanzaremos la
atmósfera y volaremos al vasto universo", el capitán,
desde su cabina, hablaba con cierta ironía.
Siglos atrás, que un
vuelo comercial alcanzase el espacio era algo que sólo ocurría en
las series y películas de ciencia ficción. En esa época, todo
aquello estaba desfasado, existían cosas mucho más avanzadas que ni
los científicos ni las gentes antiguas entenderían. Horas más
tarde, decidí mirar por mi ventana: el universo, plagado de
estrellas, se veía aún más hermoso que desde la tierra. Desde allí
todo era inigualable, lleno de paz y tranquilidad. En aquella nave,
donde antes se oían los murmullos de los demás pasajeros, ahora
sólo había lugar para la belleza del universo.
No sé cuándo me dormí,
pero me despertó un gran estruendo. Algo iba mal: los pasajeros corrían y gritaban histéricos, pero yo me quedé allí, viendo como una gran grieta se iba abriendo
en el techo. No pude pensar en mucho más. El oxígeno se
me acababa, mis pulmones parecían retorcerse en mi interior... Un
instante antes de morir, me pregunté: ¿nos recordarán?
...
Cien años después, una nota de prensa rezaba:
"La nave espacial
"Titanic 2315" desapareció hace ya más de cien años"
Se cree que un meteorito chocó contra ella, acabando con la vida de noventaicinco personas. Hoy, día quince de
Abril de 2415, les recordamos una vez más".
Uf, las vueltas de la historia :-)
ResponderEliminarMe gustó mucho el relato, Esther, me gustó que fuera en el futuro, recordando al Titanic que todos conocemos y en una nueva nave también llena de esplendor.
Besos!!
Pd: me encanta la nueva apariencia del blog <3
¡Gracias por tu comentario, Maga! :)
Eliminar¡Qué original! Has tenido una idea excelente, la verdad, y además la has llevado muy bien al "papel".
ResponderEliminarEso sí, se te ha escurrido una B en lugar de una V cuando dices "vasto universo", típica B usurpadora por estar al lado de la V en el teclado. Y como la palabra con B también existe, el corrector ortográfico ni hace intento de avisar xD
Me alegro que mi relato te haya parecido original, Xenariana :)
EliminarNo me había dado ni cuenta de la falta. ¡Muchísimas gracias por avisar!
Muy buena idea situarlo en el futuro, Esther.
ResponderEliminarUn beso.
Pero qué belleza, Esther!!! Me ha gustado mucho ;-) No parece hecho en media hora =P
ResponderEliminar¡Ay Esther! yo que siempre le huyo a las catástrofes aéreas y tú hablando de una.
ResponderEliminarYo no era nada cobarde, pues viajaba con la tranquilidad más grande del mundo, pero una de la veces que regresaba de Alemania (donde viven mi hija y su familia), me levanté al baño. Cuando me estaba lavando las manos de pronto sentí que el avión caía en picada. La gente comenzó a gritar y yo no atinaba a salir o a quedarme en la cabina del baño. Fue sólo un instante, pero bastó para quitarme toda la confianza que tenía en los vuelos.
No importa de todos modos tu cuento es muy original y ya pasado el trauma, te digo que me gustó mucho.
Besito: Doña Ku
Uah... Viendo homenajes a Titanic por todos lados, tan sólo faltabas tú, Isthar X'3
ResponderEliminarMe ha gustado, pero igualmente me da rabia que este Titanic también acabe en desgracia... Buen cuento, sin embargo ^^
Y otra cosa: ¿no se suele decir "señoras y señores"? Creo X'P
¡besitos!
Qué original!
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